domingo, 16 de febrero de 2020

Racker


"...la técnica analítica... es un método para llegar a ser lo que se es, ...no hace otra cosa que intentar devolver al ser lo que es suyo y lo que, en el camino de la vida, en el interjuego de los conflictos y sucesos externos, él había perdido o no había podido desarrollar".
(Racker, 1960, p. 37)


“El proceso analítico de transformación depende… de la cantidad y cualidad de eros que el analista puede movilizar por su analizado. Es una forma específica de eros, es el eros que se llama comprensión, y, es, además, una forma específica de comprensión. Es, ante todo, comprensión de lo rechazado, de lo temido y odiado…”
(Racker, 1960, p. 55)

"En esencia y fundamentalmente, la técnica analítica de antes y de hoy es la misma y su fin uno solo: el de ayudar al analizado a conocerse a sí mismo".
(Racker, 1960, p. 110)


“…el conocimiento profundo de sí mismo conduce a la transformación del carácter y ésta a la transformación del destino”.
(Racker, 1957, p. 10)

"...el psicoanálisis encontró un camino para vencer en buen grado al peor enemigo del hombre: su tendencia inconsciente a destruirse a sí mismo... "
(Racker, 1957, p. 25-26)

 "...una de las líneas principales en nuestra evolución técnica... la de superar el aislamiento entre el psicoanalizado y el psicoanalista". 
(Cesio, 1957, p. 119)

El deseo de Racker era lograr un contacto más estrecho entre la teoría y la práctica analíticas, acortar la distancia entre el saber, el conocimiento psicoanalítico, y el poder hacer, la capacidad de incidir concretamente mediate intervenciones acertadas y eficaces en la transformación psicológica de los analizados en la clínica.

Se convirtió entonces en un gran investigador y maestro de la técnica psicoanalítica, empeñado en transmitir los principios en los que se basan los métodos que promueven los profundos cambios internos y externos que el tratamiento analítico persigue. 

En su visión, el análisis propende a un incremento de Eros a través de la movilización de la libido rechazada, que se realiza en el vínculo analista-analizado, relación libidinal que implica para él una constante vivencia afectiva. 

Racker sostiene que el tratamiento psicoanalítico es un proceso de transformación interna (a la que a veces llama humanización) que se logra venciendo el círculo vicioso de la neurosis para llegar a ser lo que se es. Curación equivale para él a verdadero conocimiento de sí e integración de la personalidad, alcanzables mediante la unión consigo mismo y la plena admisión de lo propio del ser.   

En consonancia con lo anterior, el objetivo analítico de conseguir la concienciación de lo reprimido mediante el vencimiento de las defensas patológicas apunta, en su opinión, a la superación de la hostilidad auto dirigida y de las escisiones provocadas por conflictos que causan todos los fenómenos patológicos: Perturbaciones del carácter y de las relaciones con las personas y las cosas, infelicidad, angustia, dificultades para trabajar y gozar, etc.

Su enfoque de la situación analítica es microscópico y macroscópico a la vez: Tendiente a reconocer y comprender el proceso inconsciente que subyace a cada detalle, frase, movimiento mental, secuencia, silencio, cambio de ritmo o de voz, expresión, actitud, etc., sin perder de vista la situación ni la estructura y la personalidad totales. 

Racker atribuye las variaciones en la técnica a cuatro factores:
1) Amplitud de conocimientos.
2) Consideración de distintos principios secundarios que determinan diferentes aplicaciones de los principios básicos.
3) Factor personal: Carácter, capacidad de comprensión y contratransferencias de cada analista. Según Racker cada analizado crea un analista diferente.
4) Factor genealógico: Influencia de los ancestros analíticos.

Para Racker el psicoanálisis es una interrelación, una experiencia activa para ambas partes, en la que el analista opera y el analizado coopera, dividiendo ambos su yo en uno vivencial y otro observador.

Sostiene que la posición activa por parte del analista debe incluir escuchar, interesarse por el analizado, identificarse con él, luchar contra las resistencias propias y ajenas, crear un clima favorable a la labor analítica mediante una actitud natural y afectuosa, y esforzarse por comprender e interpretar el material que el paciente otorga aboliendo el rechazo hacia sus propias ocurrencias. Llega a decir que el analista, en su trato con el analizado, tiene que estar dispuesto a asumir una nueva paternidad


Cesio, F. (1957). El lenguaje no verbal : su interpretación. Revista de Psicoanálisis, Vol. 14, no. 1-2, Buenos Aires, Asociacion Psicoanalítica Argentina, p. 110-120
Racker, E. (1957). Psicoanálisis del espíritu, Buenos aires, Editorial Nova.
Racker, E. (1960). Escritos sobre técnica psicoanalítica, séptima edición de 1981, Buenos Aires, Paidós 



viernes, 24 de enero de 2020

Interpretación



"El análisis de la relación del analizado con la interpretación constituye uno de los medios más importantes para hacer consciente y superar la neurosis de transferencia".
(Racker, 1960, p. 8)

"Cuanto más sabemos, tanto más podemos interpretar".
(Racker, 1960, p. 57)

"...importante es el ejercicio en la comprensión de cada acontecimiento de la sesión para poder ver pronto o que sucede y poder interpretarlo con ventaja".
(Racker, 1960, p. 119)

"...la interpretación debe ser daba cuando el analista sabe lo que el analizado no sabe, necesita saber y es capaz de saber... esto suele darse... pronto y múltiples veces en cada sesión..."
(Racker, 1968, p.68)


La interpretación es:
  • La principal expresión del analista.
  • El instrumento terapéutico por excelencia.

La buena interpretación hace consciente lo inconsciente e intensifica la transferencia positiva.

Lo que cura es la interpretación que sigue a la asociación libre, la cual puede ser considerada un proceso patológico, en el sentido de que en sus comunicaciones el paciente se disocia transfiriendo su parte buena en el analista como objeto idealizado e identificándose cada vez más con su parte censurada.

A través de la interpretación el analista suple lo que le falta al analizado por haberlo rechazado. La interpretación consiste en la reintegración de las partes del yo disociadas y debe ser integral, incluir los dos polos del conflicto: Contenido (lo rechazado) y defensa (resistencia), por ejemplo, el amor o la agresividad y la parte del yo que la rechaza. De otro modo, el analizado verá en el analista su propia parte mala o rechazante y tenderá a seguir disociando, además de sentir como falta de afecto la ausencia de su aspecto amoroso en la interpretación. Es decir, que al interpretar un impulso sin la defensa o viceversa, no solo se induce a la escisión en la transferencia sino que se crea una relación patológica con el analista, él también escindido, como lo evidencia su incapacidad para ver las tendencias positivas del analizado.

Lo mejor es dar la interpretación en la forma más completa posible, pero si no es posible proporcionarla así se debe formularla de todos modos aunque sea de manera incompleta.

La cantidad de interpretaciones, el poder interpretar varias veces en cada sesión aumenta las posibilidades de una mayor y más rápida resolución de los conflictos inconscientes. 
La justificación de la necesidad de una actividad interpretativa frecuente, reside, además, en la idea de que la entrega de material implica la entrega de partes de la personalidad del analizado que le deben ser devueltas mediante la interpretación. 
Además, la mayor intervención del analista lleva a que este se presente más como objeto al analizado y dé un mayor impulso a la vivencia transferencial, lo cual a su vez aumenta las posibilidades de interpretar. 

La elaboración: Profundización y asimilación del conocimiento por parte del analizado, se ve favorecida por la interpretación recurrente de lo mismo (aquí otra vez), por ejemplo, un conflicto transferencial que aparece en el contenido manifiesto, el modo de presentarlo, la relación con las interpretaciones, etc. 

Solo en algunas situaciones específicas está contraindicada momentáneamente la actitud interpretativa activa, por ejemplo, cuando se descubre un uso maníaco de la interpretación. En estos casos puede requerirse la actuación de un silencio prolongado antes de volver a interpretar normalmente.

Con respecto al timing, puede decirse que siempre es oportuno interpretar, ya que siempre hay un punto de urgencia, un punto patológico de angustia y defensa, que forma parte del hilo de la sesión.

El contenido de muchas interpretaciones se obtiene de la percepción de la contratransferencia, de lo que siente el analista como objeto de la transferencia del analizado.


Las relaciones de analizado con la interpretación, cuyo análisis es un requisito técnico imprescindible, constituyen un campo privilegiado para el estudio de la transferencia y determinan en qué medida puede ser aceptada y asimilada la interpretación.
 

Cesio, F. (1957). El lenguaje no verbal : su interpretación. Revista de Psicoanálisis, Vol. 14, no. 1-2, Buenos Aires, Asociacion Psicoanalítica Argentina, p. 110-120
Racker, E. (1960). Escritos sobre técnica psicoanalítica, séptima edición de 1981, Buenos Aires, Paidós 

Contrarresistencia

La contrarresistencia es la resistencia del analista que se manifiesta como rechazo o inhibición a interpretar, en base a un factor emotivo que se opone a la comunicación de lo comprendido de la situación psicológica del analizado.

Representa un problema importante de la técnica analítica, ya que suele indicar lo más urgente del momento, el principal conflicto transferencial actual. Por lo tanto, su percepción y superación son necesarias para poder comunicar lo silenciado y evitar con ello pérdidas de tiempo.

Es frecuente que la contrarresistencia a dar una interpretación se deba a su incompletud. Su vencimiento supone una mejor comprensión del paciente lograda gracias a la posibilidad de completar una interpretación ideada, que es acertada pero parcial, por abarcar solo una parte de la personalidad del analizado dejando otra de lado (por ejemplo, el ello y no el yo, o tendencias agresivas y no tendencias eróticas, etc.). El camino para superar las contrarresistencias pasa por buscar y encontrar lo que falta en la interpretación planeada, la cual, una vez completada,  ya no genera resistencia en el analizado.

Ejemplo: Interpretación pensada: Paciente con temor a que se descubran sus deseos de ensuciar al analista. Se tiene en cuenta el impulso agresivo y la reacción del yo ante el mismo. Se completa con la consideración de los sentimientos positivos de afecto hacia el analista y el horror ante la idea de agredir a un ser amado.

La contrarresistencia tiene una raíz objetiva, dada por la coparticipación del analista en una resistencia del analizado con el cual se identifica, y una raíz subjetiva, ya que la identificación del analista con el analizado y su elaboración dependen de la estructura del primero.

Ejemplo: Analizado admira y agradece al analista que lo trata con paciencia y tolerancia a pesar de sus continuos ataques determinados por sentimientos de inferioridad y envidia. El analista tuvo que superar su propia culpa arcaica para reconocer sus virtudes y aceptar ser amado por el paciente, antes de ser capaz de incluir estos aspectos en la interpretación.

Las contrarresistencias caracterológicas del analista, análogas a las resistencias caracterológicas del analizado, corresponden a las caracteropatías de contratransferencia.

Racker, E. (1960). Estudios sobre técnica psicoanalítica. Paidós. Buenos Aires. Séptima edición (1987).

Estratificación psicopatológica


El estudio de la estratificación psicopatológica apunta a descubrir la sucesión de determinadas situaciones de dolor, angustia y defensa, y a comprender su interrelación dinámica.

La estratificación psicopatológica desempeña un papel central en la estructura de la personalidad y de la neurosis, constituyendo un problema importante de la teoría y de la técnica psicoanalíticas.
Está determinada por los instintos y por los mecanismos de defensa, ya que los impulsos y las situaciones rechazadas se conectan dinámicamente y se cubren unas a otras con una cierta regularidad, conformando una sucesión compleja que parece repetirse en todos los casos.

Cuadro esquemático de la estratificación que se da en cada uno de los planos evolutivos libidinosos:
  1. Situación depresiva primaria: Vivencias o fantasías de vacío, rotura o castración derivadas de acontecimientos sufridos como destrucción o catástrofe (frustraciones graves y traumas tempranos) que provocan desesperación, dolor y tristeza por el yo dañado. Se basa en el masoquismo primario (disposición a la vivencia de carencia).
  2. Situación paranoide primaria: Temor al desastre por venir, sensación de persecución ante el peligro de ser destruido (devorado, vaciado, castrado, violado, matado, etc.) por el objeto, que aparece como agresivo por la proyección de la agresión sufrida por el sujeto. En su fondo está la disposición de ser frustrado = destruido.
  3. Situación maníaca primaria: Triunfo logrado mediante reacciones agresivas e identificación con el perseguidor. Inversión de las dos situaciones anteriores: El objeto es perseguido y destruido por el yo.
  4. Situación depresiva secundaria: Duelo (dolor y preocupación) por el objeto dañado o destruido y emergencia de tendencias reparatorias.
  5. Situación paranoide secundaria: El objeto agredido amenaza con la retaliación. 
  6. Situación maníaca secundaria: Sometimiento del yo al superyó instaurado a partir de la introyección del objeto atacado y perseguidor, a cuyo carácter original de víctima y vengador, se le suma el carácter prohibidor y castigador de los padres. Nuevo triunfo: El sujeto mismo es quien ejecuta la venganza contra el yo.
  7. Situación depresiva superyoica: Vivencia del yo atacado y abandonado por el superyó moral. 
  8. Mecanismos de defensa: Manía recriminatoria y paranoia de celos.




domingo, 5 de enero de 2020

Inconsciente


"Acercar el psicoanálisis significa hacer conocer el inconsciente, familiarizar con lo que es ajeno a la consciente y rechazado por ella y que sin embargo existe dentro del psiquismo de cada uno, determinando en grado insospechado nuestro pensar, sentir y hacer".
(Racker, 1957, p. 9)

...la función básica del analista consiste en crear al analizado la posibilidad de hacer consciente lo inconsciente..."
(Racker, 1960, p.30)

L
a tarea fundamental del analista es captar o intuir el inconsciente del analizado (impulsos, resistencias, transferencias), para llegar a comprender sus situaciones de conflicto irresueltas.


Puesto que solo lo igual puede conocer lo igual, únicamente alcanzamos a conocer en otro lo propio. El analista capta el inconsciente del analizado a través de su propio inconsciente. El inconsciente de uno responde al del otro. 

La atención flotante, el no-buscar, el no atender algo en especial, estando además dispuesto a admitir en la consciencia cualquier pensamiento y cualquier sentimiento, promueve que el analista sea sorprendido por lo reprimido e inconsciente.

Pero para poder reconocerse en el analizado sin angustia ni rechazo, el analista tiene que estar abierto a sus instintos, asociaciones, sentimientos y fantasías, respondiendo libre de represiones y bloqueos afectivos, actitud favorecida por haber sido analizado previamente. 

De todos modos, dos peligros amenazan constantemente el trabajo del analista, uno es que la angustia ante aspectos de su propio inconsciente lo lleve a mostrarse excesivamente distante, frío y rígido, o a presentar inhibiciones, el otro es verse inundado por su inconsciente y dar curso a actitudes y conductas neuróticas.

Racker, E. (1957). Psicoanálisis del espíritu. Buenos Aires. Editorial Nova.
Racker, E. (1960). Estudios sobre técnica psicoanalítica. Séptima edición de 1981. Buenos Aires. Paidós.